Esta mañana,
desde el balcón de mi casa, he podido presenciar y fotografiar el incendio en
Fontestad, un almacén de cítricos, a escasos quilómetros de distancia. A causa
de la ingente cantidad de palés de madera, el fuego se ha extendido
rápidamente. Al principio me he quedado perpleja, ha sido impactante; pero la
belleza que provocaba el azaroso humo negro sobre el cielo, creando formas
abstractas que la mente, caprichosa, convertía en figuras, me ha hecho olvidar
la gravedad del asunto, que no es más que la pérdida de muchos puestos de
trabajo de la gente de mi pueblo y alrededores; además de la amenaza del fuego
en la zona química.
No he podido
evitar asomarme continuamente desde las alturas para inmortalizar con mi cámara,
no el desafortunado incendio, sino esos tonos grises, que en movimiento son
capaces de hipnotizar, pero en imagen fija me hacen imaginar cosas bellas,
cosas surrealistas dentro de un panorama tan inusual.
Aquí muestro
una de esas instantáneas en la que yo consigo ver representado en el humo un
payaso, pero que para otras personas puede ser un rostro canino, la cara de un
oso… pues no todo lo que capta un objetivo es interpretado por la mente de
manera objetiva.
Permíteme que comente tu foto...
ResponderEliminarEl otro día me quede impresionado al ver desde valencia (desde el coche) esta imagen, que no me parecía un incendio hasta que no llegué a Moncada, que está a 15 km del incendio, y lo veía MUY GRANDE, y la verdad que me impresionó, no tanto por su tamaño, como por su extensión. A parte de todo esto, la empresa que se quemó (Fontestad), es una empresa de naranjas muy grande, y ahí le encontré el sentido a toda esa extensión de humo. En fin, una pena....