Hagwon es la palabra que
se usa en Corea para referirse a academia. La primera vez que escuché hablar de
los hagwons fue en la 3ª Jornada de “Convivencia
y mediación escolar” en Enero de 2012, durante la conferencia de M. Carmé Boqué
Torremorell, la cual afirmaba la inmensa infelicidad de los niños, adolescentes
y estudiantes universitarios de Corea del Sur, a causa de la gran presión académica
a la que están sometidos. Para un coreano ser el segundo de la clase es
encabezar la lista de los perdedores. Me quedé alucinada cuando dijo que estos
estudiantes, al terminar el colegio por las tardes, iban a las academias a
estudiar hasta las 11 de la noche. Es normal que un estudiante coreano esté en
algún tipo de escuela o academia por más de 12 horas al día. Cada niño asiste
de entre tres a seis hagwons
diariamente. Seis academias significa que cuando terminan de estudiar en la
escuela regular tienen que ir a otra escuela privada para estudiar inglés,
música, arte, ciencia, matemáticas, deportes, etc. para luego llegar a casa a
las tantas de la noche y hacer los deberes o estudiar
para los exámenes. El resultado son estudiantes somnolientos, que duermen una
media de cinco horas al día. En la escuela les cuesta concentrarse y mantenerse
despiertos, lo cual hace que algunos vayan atrasados en sus estudios y deban ir
a las academias de repaso. Es un pez que se muerde la cola.
Corea del Sur es un país de éxito
por su ascenso económico en las últimas décadas, pero tiene la tasa de
suicidios más alta de la OCDE. Se le considera un país de competitividad
feroz en el mundo laboral y más aún en la educación. En 2010, según datos del
propio Ministerio de Educación, 146 estudiantes se suicidaron en Corea del Sur,
incluidos tres de primaria, aunque no todos estén relacionados con el asfixiante
sistema educativo. El propio gobierno de Seúl comienza a dar signos de
preocupación; sobre todo después de que las últimas muertes salpicaran al Kaist,
una de las instituciones universitarias más prestigiosas del país. En unos
meses se han suicidado cuatro estudiantes y un prestigioso profesor (éste
último caso parece ser por una acusación de posible malversación de fondos).
La obsesión por entrar en las mejores
universidades hace de los jóvenes, personas sin tiempo libre, sin diversión,
sin felicidad, sin vida social… en definitiva, sin vida.
Para este artículo, me he basado
en diversos blogs que tratan este tema. Navegando por la red podréis encontrar información
más extensa sobre los hagwons y la
educación en Corea del Sur.
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